Al principio todo era bastante nubado, en la medida que he realizado el ejercicio complementario a través de la experiencia teórico-práctica he ido entendiendo donde se dirige el propósito o despropósito de Un hueco en la ciudad.
En primera estancia el actor se encuentra con dos fronteras :
– Los dispositivos técnicos (micrófonos)
– Espacio cotidiano (calle, transeúntes, el azar)
En lo técnico en relación a los micrófonos es más simple, adecuar la forma de actuación que permita la posibilidad de comunicarse con el espectador a través de los aparatos técnicos y la relación con los demás actores en situación y con los transeúntes en su devenir. Y en relación al espacio es un asunto de atravesar una realidad presente que acontece, con una realidad estructurada, podríamos llamar ficción por su carácter representativo. Sin embargo es una forma de incluir una otra realidad en la realidad misma, la que habitamos en la cotidianidad. Me llamó la atención el carácter político de esta mirada de concebir la intervención en los espacios. Me hace recordar a “la guerrilla de la comunicación” por su manera de invadir e intervenir en los medios de comunicación para ridiculizar el discurso predominante del espectáculo, en esa forma de mostrar otras dimensiones sensibles de percibir la realidad.
He descubierto que dentro de estas dos fronteras es que se construye el trabajo del actor con su actuación, en la cual hemos mencionado en las sesiones de trabajo, que se asemeja a una actuación más cinematográfica que teatral, ya que hay que pasar desapercibido en el espacio con los transeúntes (la noción de aparecer y desaparecer en el espacio) y a la vez actuar, hacer uso de las herramientas interpretativas para comunicar algo, esto para el espectador.
En los ensayos la comprensión se ha ido generando a partir de la pregunta y la practica, ese asunto de habitar el espacio con todo su azar, habitar, dejarse descubrir por él, integrando la realidad a la representación.